La primera del año: carrera Gatorade 15K
La sexta semana de mi entrenamiento rumbo a Chicago marcaba 16
kilómetros en domingo. La fecha coincidía con la carrera Gatorade de 15K, así
que se me hizo fácil tomarla en cuenta y aprovechar ese día de distancia para
probar una carrera que, por lo que había escuchado, era muy buena. Y superó por
mucho mis expectativas.
El acceso al corral de salida fue rápido y cero complicado, creo
que todos fuimos muy puntuales y eso facilitó todo. Mi amiga Pilar (quien se animó también para correr) y yo, salimos en el tercer bloque,
en punto de las 6:54 horas casi a la altura del museo de antropología (en Paseo de la Reforma) Arranqué mi garmin y
como en cada carrera, al pisar la línea de salida, me persigné y le pedí a Dios
que cuidara mis pasos para llegar a la meta sin lesiones ni complicaciones.
La primera cuesta sucedió por ahí del kilómetro 3 en Reforma y Prado Sur cuando la vi pensé “paso por aquí todos los días, esto no debe sentirse”
y así fue, en un par de segundos ya estaba de regreso y aproveché la primera
estación para dar un sorbo de agua simple. Hasta ese punto, no encontraba aún
mi ritmo promedio, esperaba hacer los primeros cinco kilómetros entre cinco y
diez segundos por arriba del ritmo que quería marcar en toda la carrera, y mis tiempos oscilaban entre 6’04” y 6’54”. Decidí
relajarme y dejar de pensar un poco en eso, pues sabía que la carrera acababa de comenzar y era sólo parte de mi entrenamiento.
Por ahí del kilómetro 5 nos topamos con la subida prolongada de
“Chivatito” y aunque parecía ruda, la realidad es que mis piernas se sentían
fuertes y no lo padecieron tanto como pensé. Finalmente al llegar al kilómetro
7 (con una vista espectacular del lago mayor de Chapultepec), me sentí cómoda
con mi ritmo en 6’30” por kilómetro, miré mi reloj y dije “listo, así me voy hasta
terminar”. Siguió El Sope y después entramos al bosque de Chapultepec. Las
estaciones de agua y bebida isotónica estuvieron siempre muy completas y
además, tuvimos Gatorade de sabores diferentes.
Para la entrada al bosque, por primera vez, mis pies no
resintieron el adoquín tan molesto (tengo una forma de pisar con el talón que
casi siempre me cobra factura en terrenos así) y mi cuerpo disfrutó respirar
aire tan fresco ya en el kilómetro 11. Regularmente intento entrenar en este
circuito así que eran espacios que me resultaban muy familiares, sabía que
estaba a menos de cuatro kilómetros de terminar y me sentía entera.
Al acercarnos a la tan temida subida al castillo de Chapultepec,
aproveché la última estación de abastecimiento para llevarme un vasito de Gatorade
y tomar poco a poco casi hasta lograr ver bajar a todos los corredores que
estaban por terminar. Por un momento temí que mis piernas no respondieran, momento
que se esfumó en un instante al ver descender a un corredor con muletas (amputado de su pierna izquierda y a la par de muchos corredores que estaban
cerrando con todo) Lo único que pensé fue: “él ya llegó hasta el castillo y
bajó entero, si él pudo, tú que estás al cien, lo vas a lograr”. Fue toda la
motivación que necesité. Cuando me vi, ya iba cuesta arriba intentando no mirar
mucho de frente. Sabía que tenía que toparme con la reja de la entrada al Castillo para sentirme librada y en muy poco tiempo, ahí estaba. Di la vuelta
y comencé a descender feliz, disfrutando la vista que tenía en ese momento.
Todavía me sentí fuerte para apretar un poco el paso y cruzar la meta a un ritmo
más rápido del que marqué en los kilómetros previos. A pocos pasos de llegar a la
meta, alcé los brazos y sonreí. ¡Misión
cumplida! ¡Y con una satisfacción enorme! Avancé caminando hacia el área de
recuperación mientras me tomaba una selfie para mandarla a mi familia
diciéndoles que acababa de cruzar la meta muy contenta y enterísima.
Lo primero que nos entregaron fue una toalla de finisher y después, agua y una malteada
de proteína (obvio Gatorade) que me supo a gloria. La medalla enorme vino a lo
último y me encantó. Me alejé un poco de la zona para estirar y terminar de
secarme. Minutos más tarde, me encontré con mi amiga y me hizo feliz escuchar
que ella también estaba contenta y había disfrutado la carrera tanto como yo.
Nos cambiamos y nos fuimos a Polanquito por un súper desayuno que nos revivió.
Mi reloj cronometró 1:37:48 a un ritmo promedio de 6:30/km. Tal y
como lo planee. Ni un segundo más rápido de lo que tenía en mente. Aún con sus
cuestas y su ruta retadora, fueron 15 kilómetros que disfruté de principio a
fin, comprobando una vez más, que cada carrera está diseñada para demostrarte
que siempre eres más fuerte de lo que pensabas.
En resumen, mi valoración para esta carrera:
- Entrega de kits/expo: 7
- Kit de carrera: 9
¿Qué fue lo mejor? Tener tu propia botella de Gatorade
personalizada, ¡sí! Nombre y tiempo estimado.
- Ruta: 10
¿Qué fue lo mejor? Las cuestas en el camino en diferentes
kilómetros; y el cierre con la subida al castillo de Chapultepec.
- Organización durante la carrera: 10
¿Qué fue lo mejor? La organización por waves (olas) para salir en
corrales con tiempos bien definidos y el abastecimiento de agua-Gatorade más que
suficiente durante todos los puntos establecidos.
- Medalla: 10
¿Qué fue lo mejor? El grabado: la leyenda dice: “Sólo tú entiendes
el valor de esta medalla”
- Zona de recuperación: 9
¿Qué puede mejorar? Es curioso, pero a pesar de tener disponibles
camas para masajes, ¡no te recibían con Gatorade al cruzar la meta!
- Promedio: 9.1
Veredicto: nos vemos en el 2018, Gatorade 15K.
La carrera en una palabra: personalización.
Qué padre hija, excelente narración de tu carrera, y lo más importante que la disfrutaste, estás a medias de tu preparación para el maratón de Chicago; por l9 tanto a continuar sin faltar a tus entrenamientos, cuidar y evitar las lesiones. Seguramente llegarás en óptimas condiciones. Me da mucho gusto que la disfrutaste, por otra parte excelente tu narración de la carrera en este blog. Te mando un abrazo con mucho cariño.
ResponderBorrarPapi, muchas gracias por tu tiempo para leerme y por tus comentarios. Seguiré compartiendo por aquí mi camino hasta Chicago,¡Besos!
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